La codicia ha contaminado las almas de los hombres,
ha levantado en el mundo barricadas de envidia,
de rencor, nos ha llevado a la miseria
y a la matanza.
Hemos crecido demasiado deprisa,
y de qué ha servido.
La tecnología, que proporciona abundancia,
nos ha dejado mendigencia,
nuestra ciencia nos ha hecho cínicos,
nuestra inteligencia duros y vacíos,
hemos empezado a
pensar pero hemos dejado de sentir.
Nos hemos convertido en esclavos del destino.
...
Ahora,
mi voz está llegando a miles de seres de todo el mundo,
a hombres, mujeres y niños desesperados,
víctimas de un sistema que oprime a los inocentes.
A aquellos que puedan oírme
les digo que no desesperen,
nuestra desgracia es consecuencia de la pasajera avaricia
y la amargura de los hombres que temen el camino del progreso humano,
el odio de los hombres pasará
y los gobernantes morirán
y el poder que le quitaron al pueblo
volverá al pueblo.
¡Soldados!
No dejéis que el futuro os esclavice.
¡Luchad! Luchad por la libertad.
Nach
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